martes, 4 de diciembre de 2012
Paisajes sonoro rituales. Los trazos de la canción. Claridades acústico geográficas.
Mientras redactamos un tramo de nuestra tesis sobre graffiti
ponemos cantos de los primos Ainu. Esta música primitiva parece gustarle a Sol porque
apenas empieza a escucharse viene gateando, riendo y cantando al estudio para
tomarme de la mano y sacarme a bailar. Nydia se da cuenta del mitote y dice: “Esas
canciones suenan a algún lugar, entre Mongolia y Tierra de Fuego”. Le
contestamos que es la descripción geográfico musical exacta porque son rolas nativas
de la isla de Hokaido, situada al noreste de Japón ¡pura música norestense!, japonesa
¡pero norestense! La Afro raramuri se ríe y afirma que pensó que eran cantos de
los Californios, porque el domingo pasado estuvieron en nuestro puesto del
Callejón Cultural del Barrio Antiguo, unos músicos y nómadas urbanos recién
desempacados de la península de Baja California, quienes nos cambiaron un disco
de cantos Kumiai (etnia de Baja California norte). En efecto, los cantos Kumiai
de la Baja Norte, son parecidos a los cantos Ainu del noreste japonés; de
hecho, Baja California está también a medio camino de las estepas mongolas y
Karukinka, la Tierra de Fuego. De hecho, recordamos vagamente -como en un sueño-
que durante nuestra infancia podíamos ver las fogatas y las luces de la isla de
Hokkaido, desde Ensenada; aunque, para ser sinceros, esto último sólo en días
extraordinariamente transparentes y claros que hace mucho ya casi no se ven.
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