lunes, 5 de agosto de 2013

Fragmentos de memorias de las FLN-EZLN. Margil y Beatriz-Casa del Doctor Margil, El Mezquital, Apodaca, Nuevo León

"Margil y Beatriz.
Aunque ambos procedían de la región carbonífera de Coahuila vinieron a conocerse en Monterrey, N.L. en los años 30’s, siendo él estudiante de medicina y ella estudiante de enfermería.  Pasado el tiempo contrajeron matrimonio y decidieron fundar su hogar en esta tierra de trabajo donde procrearon seis hijos. El Dr. Margil, extraordinario cirujano de quien no es exagerado decir que intervino quirúrgicamente a decenas de miles de pacientes de la sociedad regiomontana y del noreste de México, nunca hizo distingos de falsas categorías sociales, lo mismo prestaba sus servicios médicos a los obreros agrupados en la sección 67 de la fundidora, que a los más altos directivos de la misma;  o a los presidentes municipales y gobernadores de la época, como a los miembros de la incipiente oposición  política, o a los más furibundos laicos, miembros de la masonería, como a las más altas dignidades del clero local. Esta libertad de pensamiento puesta al servicio de sus semejantes, de alguna manera se hizo extensiva al seno del hogar.En los años 40´s, el joven doctor compró una vieja construcción en el barrio comercial más popular de la ciudad, la calzada Madero, y como era la costumbre de la época, instaló su consultorio en los cuartos que daban a la calle,  acondicionando al fondo su casa habitación. Esa fue la primer Casa del Dr. Margil, en ella siempre había una cafetera humeante y listas unas tacitas donde se invitaba “a tomar un cafecito”  a los múltiples familiares y amigos que a todas horas acudían a la casa ya fuera para consultas médicas como para hacer comentarios de los últimos acontecimientos políticos y sociales. Lejos estaban Margil y Beatriz de imaginarse  cómo la educación libre de dogmas y prejuicios que permitían a sus hijos y a un grupo numeroso de jóvenes que eran siempre bienvenidos a comer o cenar, disfrutando siempre del mismo cariño y respeto que brindaban a todos ellos, vendrían a influir tan profundamente en la historia actual de nuestra patria.En la Casa del Dr. Margil, los jóvenes invitados comentaban, tanto la actuación de la Guilmain en el teatro del IMSS, como la  de Tello Mantecón en el popular Teatro México; así como las películas “rosas” o las de temas sociales; no podía faltar la critica literaria donde Rulfo, Cortázar y Fuentes tenían su bien ganado sitio. Por desgracia para este México nuestro no todo es arte y literatura, junto a ellas siempre se entrecruza la realidad social. A fines de los 50´s, el caduco sistema político nacional daba señales inequívocas de haber llegado a su fin. Fincando su legitimidad en la deificación de la figura presidencial, para  vergüenza histórica,  pronto habrían de ocurrir los más bochornoso actos de desprecio de los presidentes en turno hacia nuestro pueblo; de eso también se hablaba en la casa de los Yáñez, no podían ocultarse la represión a los ferrocarrileros huelguistas, por tener un sindicato independiente del control gubernamental, y el cobarde asesinato del dirigente sindical Guerra Montemayor, ni las salvajes golpizas a las jóvenes normalistas de Galeana por el delito de solicitar mayor presupuesto para su plantel, o la inoperancia del derecho de huelga cuando las empresas demandadas eran poderosas transnacionales como la ACCO, no estar conforme con el poder presidencial era tipificado como delito de disolución social y quien incurría en ello merecía, según el criterio judicial, pasar varios años en prisión; no es de extrañarse que al agravarse la represión política, muchos de los jóvenes de esa época tuviesen que elegir entre guardar silencio y hacerse cómplices o luchar junto a su pueblo por restituir la libertad, la justicia y la democracia a lo que todo pueblo tiene derecho. Cerrados todos los caminos del dialogo político, un pequeño grupo de hombres y mujeres que durante años se habían reunido en la casa de los Yáñez tomaron la decisión de iniciar uno de los movimientos armados más originales que registra nuestra historia, conocedores de las fibras más sensibles de nuestra idiosincrasia se propusieron modificar primero la conciencia nacional, fincaron el crecimiento del movimiento en dar preponderancia a las causas políticas más que a los militares,  prohibieron el uso de la violencia para adquirir armas y equipos; descartaron el terrorismo como método de lucha; no fijaron plazo para desarrollar las actividades conspirativas y dejaron claro que era a la dictatorial figura presidencial a la que declaraban la guerra, no al pueblo de México.  Hubieron de transcurrir más de 20 años para que estos principios se conocieran, pero ya en boca y en brazos de miles de hombres y mujeres libres. De lo único que pueden acusar hoy  a esos luchadores sociales es el de conocer y amar a su pueblo, haber tenido una mayor sensibilidad social y de ser intransigentes con sus principios. Ni el gobierno de los Estados Unidos, tan dado a otorgar “certificaciones” a cuanto movimiento social existe en este mundo,  puede endilgar el titulo de “terrorista” a este movimiento político nacional que se ha ganado el cariño y el respeto moral de muchos pueblos de la tierra. El resultado de esta marcha de gigantes es del dominio público, en enero del 94, el autodenominado presidente de México se ve forzado a reconocer que las causas políticas del movimiento armado en su contra son justas, en ese mismo instante la figura presidencial se derrumba y pierde toda legitimidad, toca ahora al  pueblo  buscar el mejor camino para su desarrollo. La dignidad y la soberanía nacional vuelven al pueblo; de ahí en adelante “el que mande lo hará obedeciendo”.Los fundadores de un movimiento social de tal magnitud sabían perfectamente que las posibilidades individuales de conocer el final de la lucha eran remotas pero nunca dudaron del potencial revolucionario del pueblo de México y que un día tomaría en sus manos la lucha libertaria. En lo que respecta al doctor Yáñez y su esposa supieron de la desaparición de su hijo y  de sus compañeros pero nunca confiaron en los fragmentarios informes oficiales que empleando la guerra sucia y el terror contra su pueblo publicaban la tortura y desaparición de los combatientes políticos para atemorizar a la población, durante años se dedicaron a reunir evidencias de su existencia y cuando se fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México, (¡Eureka! posteriormente), ellos mismos proporcionaron los nombres de todos los desaparecidos políticos para junto a otras madres y familiares de muchos otros combatientes fuesen presentados todos con vida. Esa lucha continúa.El doctor y la señora Beatriz nunca dejaron de ayudar a los nuevos combatientes, mientras su salud lo permitió nunca faltó en lo más intrincado de la selva, las norteñas tortillas de harina, el chorizo y la carne seca que ella misma preparaba, los combatientes agradecidos  rebautizaron a Margil y a Beatriz como “compañeros Romeo y Rosita”. Cuando por lo avanzado de su edad el doctor cerró su consultorio donó todo su equipo médico de exploraciones a la clínica que había construído la comunidad del ejido Morelia, en Chiapas. En enero del 94, cumpliendo ordenes presidenciales ese bello ejemplo del trabajo en colectivo fue destruido y los responsables de la misma asesinados. A Romeo y a Rosita no les tocó conocer esta canallada, sus vidas se fueron extinguiendo con la certeza del triunfo del pueblo de México. En la última etapa de su vida, Romeo externó el deseo de que su casa fuese destinada para construir en ella un centro cultural donde  pudiera reunirse la sociedad civil a platicar y discutir en un clima de libertad y tolerancia para decidir su futuro.La actual Casa del Dr. Margil, ubicada en el Mezquital, municipio de Apodaca N.L. fue adquirida en los años 50´s cuando el Mezquital era un pueblito aislado que no contaba con servicios públicos. Con el tiempo la expansión de la mancha urbana creció y hoy es una colonia más en el área metropolitana de Monterrey. A fines de los 60´s se modernizaron los antiguos cuartos de sillar, se instalaron servicios sanitarios, y una cocina    moderna. Previendo la necesidad de almacenar equipos de guerra,  también se construyó un pequeño sótano con una entrada oculta. En ese lugar se almacenaron los primeros equipos de lo que es hoy el EZLN. La casa es por tanto una evidencia histórica de la lucha de un pueblo por alcanzar su libertad que contará con un pequeño museo de sitio que explique esa etapa histórica. Para  cumplir con sus objetivos se acondicionaron los cuartos donde se podrán celebrar  conferencias, impartir cursos  y talleres; en sus muros se exhibirán exposiciones temporales y el gran patio servirá para efectuar festivales. La casa cuenta con una terraza que será punto de reuniones sociales para “tomar un cafecito” acompañando los recuerdos y los secretos celosamente guardados en la Casa del Dr. Margil.CASA DEL DR. MARGIL, A.C.…espacio cultural de la sociedad civil" Transcripción de viejo tríptico sobre la Casa del Doctor Margil, El Mezquital, Apodaca, Nuevo León





  



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